Avanza un proyecto para producir hidrógeno con residuos agrícolas

2022-09-02 23:23:27 By : Ms. carrie zuo

El bagazo de la caña de azúcar es un muy buen insumo para producir biohidrógeno, aseguraron los investigadores de la UNL.

"Hay que decir basta"

El revés y el derecho

En la ciudad de Santa Fe, un grupo de investigadores quiere aprovechar los residuos agrícolas para producir biohidrógeno, una fuente de energía que tiene una importante ventaja: no genera contaminantes, ya que su subproducto es agua.

Con el hidrógeno se puede generar energía y también producir celdas de combustible para distintos tipos de vehículos, entre muchas otras posibilidades (también es un insumo clave en los fertilizantes). De hecho, la empresa japonesa Toyota está lanzando al mercado los primeros autos que funcionan con hidrógeno.

“Lo interesante es que utilizamos residuos agrícolas, como las cáscaras de arroz, el bagazo de la caña de azúcar y la paja del trigo, para producir biohidrógeno”, le contó a Clarín Rural el Dr. Hernán Duarte, integrante del grupo Grupo de Investigación en Ciencia e Ingeniería Catalíticas (Gicic) del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (Incape), que depende de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el Conicet.

Apesteguía (desde la izquierda), Duarte y Sad, el grupo de investigadores de la UNL que está analizando cómo producir hidrógeno con residuos agrícolas y a un costo viable.

“Las energías renovables son todo lo contrario al petróleo y permiten generar recursos a partir de materia prima que no se agote. En nuestro caso trabajamos con biomasa, que es una de las más estudiadas en este momento en Argentina, ya que producimos muchos residuos agrícolas. La biomasa está transformando el mundo y nosotros trabajamos en lo que se conoce como Química Verde”, explicó Carlos Apesteguía, director del equipo que componen Duarte y también Eugenia Sad.

El sistema utiliza un reactor que procesa azúcar y la aplicación de un compuesto que acelera la reacción (el catalizador) para convertirla en una parte líquida y una parte gaseosa, el hidrógeno.

“El catalizador posee sólo entre 1% y 3% de platino, por lo cual no es costoso. El desafío de nuestro trabajo es lograr producir más hidrógeno con la menor cantidad de catalizador y que éste se pueda reutilizar muchas veces. Hasta el momento obtuvimos muy buenos resultados”, aseguró Apesteguía.

Otro punto importante -explicó Duarte- es que esta fuente de energía es un biocombustible de segunda generación que a diferencia del biodiésel o el bioetanol no se elabora a partir de cultivos que también son alimento.

En la Argentina, por su perfil agroindustrial, tienen mucho futuro los proyectos para obtener energía de la biomasa de desecho. “Estudiamos la posibilidad de obtener un vector energético diferente de las naftas. El hidrógeno es la molécula más liviana que existe, pero es un combustible muy eficaz, ya que un kilo contiene tres veces más energía que un kilo de nafta. También es un importante insumo en la industria química”, destacó Apesteguía.

En la actualidad, en el mundo se producen 550.000 millones de metros cúbicos de hidrógeno por año, de los cuales 96% se obtiene por reformado de combustibles fósiles (48% gas natural, 30% del petróleo y 18% del carbón) con vapor de agua. Sin embargo, el hidrógeno será una solución viable sólo cuando se obtenga a partir de recursos renovables.

“Todos los desechos agrícolas del arroz, del trigo, de los árboles, por ejemplo, poseen celulosa, hemicelulosa y lignina, que sirven para extraer azúcares de cinco (pentosas) y seis carbonos (hexosas). Mediante un proceso catalítico, trabajamos para extraer una molécula de hidrógeno”, indicó Duarte, que elaboró su tesis de doctorado sobre el tema.

Se trata de un proceso novedoso, que no tiene antecedentes en el país, que aspira a ser eficiente técnicamente a partir de los residuos, renovable, no contaminante y cuyo resultado sea la obtención de hidrógeno puro. “El biohidrógeno se puede utilizar como combustible para el transporte o como insumo para las refinerías, entre otro usos”, continuó Sad.

Duarte también cree que cuando esta tecnología avance también puede ser una opción viable para que los productores generen su propia energía en el campo a partir de los residuos de sus cultivos, como en la actualidad se puede hacer con el biogás (cultivos energético o materia orgánica de granjas porcinas o feedlots) o el biodiésel (soja), por ejemplo.

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