Sebastián Veyro | La economía circular plástica - El Sol de San Luis | Noticias Locales, Policiacas, sobre México, San Luis Potosí y el Mundo

2022-08-19 23:38:29 By : Mr. GANG Li

  / martes 2 de agosto de 2022

El término plástico se deriva de la palabra griega plastikos y del latín plasticus, que significa “apto para moldear o capaz de ser moldeado en varias formas.” Esto se refiere a la maleabilidad o plasticidad del material durante su fabricación. Esto permite que se moldee, presione o extruya en varias formas, como tuberías, botellas, cajas, cartones y películas.

Dada su extrema versatilidad, son ideales para una amplia gama de aplicaciones industriales y de consumo. Sin embargo, las comodidades que ofrecen los plásticos nos llevaron a una cultura de usar y tirar que revela el lado oscuro del material: hoy en día, los plásticos de un solo uso representan el 40% del plástico producido cada año. Muchos de estos productos, como bolsas y envolturas de alimentos, tienen una vida útil de minutos a horas, pero pueden persistir en el medio ambiente durante cientos de años.

La contaminación plástica se ha convertido en uno de los problemas ambientales más apremiantes, ya que el rápido aumento de la producción de productos plásticos desechables supera la capacidad del mundo para lidiar con ellos. La basura plástica se ha vuelto tan omnipresente que impulsó, entre otros problemas, los esfuerzos para redactar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este tratado global negociado por la Asamblea General de las Naciones Unidas se firmó en septiembre de 2015 y constituye una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Dos de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de esta agenda ante el problema de los plásticos, son el ODS 12 “Producción y consumo responsables” y el ODS 13 “Acción por el clima”. Alineado a ello, un enfoque global utilizado en el mundo de los plásticos es la llamada economía circular. Esto significa que los plásticos que se han fabricado se procesan, usan y reutilizan, se recolectan y clasifican para su reciclaje, y se devuelven a un material base que se puede volver a utilizar, con poco o nada que se desperdicie.

Esta lógica de producción y consumo de plásticos ha conducido a muchos países a apoyar el cambio a una economía circular para los plásticos. Países como Alemania en 1994, China en 2009, Singapur en 2015, Gran Bretaña y Uruguay en 2017, y España en 2018 impulsaron leyes en economía circular.

En noviembre de 2021 fue que México estableció la Ley General de Economía Circular. Esta ley promueve la eficiencia en el uso de los productos, servicios, materiales y materias primas secundarias garantizando políticas de cero residuos y señala que las empresas deben contar con un plan de manejo de residuos.

Sin duda, es tarea de todos modificar nuestros hábitos de consumo y producción para inducir una nueva cultura de corresponsabilidad ambiental pero, la pregunta es ¿cómo? Tenemos retazos de respuesta a esta pregunta. Por ejemplo, los ciudadanos podemos comenzar reduciendo el uso de plásticos de un solo uso y con estategias simples de reuso o reciclaje. Las empresas deben apostar a nuevas tecnologías para producir plásticos a partir de desechos, materiales renovables o CO2. La ciencia básica, por su parte, está innovando en la síntesis de plásticos que originen productos que se degraden cada vez más rápido sin afectar al ambiente. Pese a que todas estas acciones por el clima se gestan paulatinamente, es posible ejercer un cambio que se materialize en ejemplos concretos en nuestra vida cotidiana y que sean reflejo de un cambio en nuestra cultura de consumo y producción. Es difícil pero posible si asumimos un rol de corresponsabilidad y colaboración social por el bien de la humanidad.

Sebastian Veyro, Estudiante de Escuela de Negocios, y José Manuel Olais Govea, profesor Escuela de Ingeniería y Ciencias.

Sebastian Veyro, estudiante, activista político y emprendedor. Forma parte de distintos grupos de activismo político y social, cuenta con diplomados en Innovación en el Sector Público y Derechos Humanos y Liderazgo para la Paz. Ha emprendido distintos negocios desde 2017 y actualmente trabaja con dos emprendimientos principales; FirmSix y Maché, un bioplástico desarrollado a partir de papel reciclado sobre el cual se encuentra realizando un trabajo de investigación. Es ganador de la Beca Talento Emprendedor 2021 por el Tecnológico de Monterrey, donde actualmente cursa sus estudios en negocios.

José Olais es profesor de planta adscrito a la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, Campus San Luis Potosí. JMOG pertenece al sistema nacional de investigadores, en el nivel 1. Es miembro activo de Writing Lab, Tec labs del Instituto para el futuro de la educación, del tecnológico de Monterrey. Su investigación se despliega en temas de ciencias básicas y en estudios pedagógicos.

El término plástico se deriva de la palabra griega plastikos y del latín plasticus, que significa “apto para moldear o capaz de ser moldeado en varias formas.” Esto se refiere a la maleabilidad o plasticidad del material durante su fabricación. Esto permite que se moldee, presione o extruya en varias formas, como tuberías, botellas, cajas, cartones y películas.

Dada su extrema versatilidad, son ideales para una amplia gama de aplicaciones industriales y de consumo. Sin embargo, las comodidades que ofrecen los plásticos nos llevaron a una cultura de usar y tirar que revela el lado oscuro del material: hoy en día, los plásticos de un solo uso representan el 40% del plástico producido cada año. Muchos de estos productos, como bolsas y envolturas de alimentos, tienen una vida útil de minutos a horas, pero pueden persistir en el medio ambiente durante cientos de años.

La contaminación plástica se ha convertido en uno de los problemas ambientales más apremiantes, ya que el rápido aumento de la producción de productos plásticos desechables supera la capacidad del mundo para lidiar con ellos. La basura plástica se ha vuelto tan omnipresente que impulsó, entre otros problemas, los esfuerzos para redactar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este tratado global negociado por la Asamblea General de las Naciones Unidas se firmó en septiembre de 2015 y constituye una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental.

Dos de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de esta agenda ante el problema de los plásticos, son el ODS 12 “Producción y consumo responsables” y el ODS 13 “Acción por el clima”. Alineado a ello, un enfoque global utilizado en el mundo de los plásticos es la llamada economía circular. Esto significa que los plásticos que se han fabricado se procesan, usan y reutilizan, se recolectan y clasifican para su reciclaje, y se devuelven a un material base que se puede volver a utilizar, con poco o nada que se desperdicie.

Esta lógica de producción y consumo de plásticos ha conducido a muchos países a apoyar el cambio a una economía circular para los plásticos. Países como Alemania en 1994, China en 2009, Singapur en 2015, Gran Bretaña y Uruguay en 2017, y España en 2018 impulsaron leyes en economía circular.

En noviembre de 2021 fue que México estableció la Ley General de Economía Circular. Esta ley promueve la eficiencia en el uso de los productos, servicios, materiales y materias primas secundarias garantizando políticas de cero residuos y señala que las empresas deben contar con un plan de manejo de residuos.

Sin duda, es tarea de todos modificar nuestros hábitos de consumo y producción para inducir una nueva cultura de corresponsabilidad ambiental pero, la pregunta es ¿cómo? Tenemos retazos de respuesta a esta pregunta. Por ejemplo, los ciudadanos podemos comenzar reduciendo el uso de plásticos de un solo uso y con estategias simples de reuso o reciclaje. Las empresas deben apostar a nuevas tecnologías para producir plásticos a partir de desechos, materiales renovables o CO2. La ciencia básica, por su parte, está innovando en la síntesis de plásticos que originen productos que se degraden cada vez más rápido sin afectar al ambiente. Pese a que todas estas acciones por el clima se gestan paulatinamente, es posible ejercer un cambio que se materialize en ejemplos concretos en nuestra vida cotidiana y que sean reflejo de un cambio en nuestra cultura de consumo y producción. Es difícil pero posible si asumimos un rol de corresponsabilidad y colaboración social por el bien de la humanidad.

Sebastian Veyro, Estudiante de Escuela de Negocios, y José Manuel Olais Govea, profesor Escuela de Ingeniería y Ciencias.

Sebastian Veyro, estudiante, activista político y emprendedor. Forma parte de distintos grupos de activismo político y social, cuenta con diplomados en Innovación en el Sector Público y Derechos Humanos y Liderazgo para la Paz. Ha emprendido distintos negocios desde 2017 y actualmente trabaja con dos emprendimientos principales; FirmSix y Maché, un bioplástico desarrollado a partir de papel reciclado sobre el cual se encuentra realizando un trabajo de investigación. Es ganador de la Beca Talento Emprendedor 2021 por el Tecnológico de Monterrey, donde actualmente cursa sus estudios en negocios.

José Olais es profesor de planta adscrito a la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, Campus San Luis Potosí. JMOG pertenece al sistema nacional de investigadores, en el nivel 1. Es miembro activo de Writing Lab, Tec labs del Instituto para el futuro de la educación, del tecnológico de Monterrey. Su investigación se despliega en temas de ciencias básicas y en estudios pedagógicos.

María Socorro Pérez Coss y León

Agustín Corpus Hernández