¿Estás apurado? Las legumbres tienen muchos beneficios nutricionales, pero también algunos inconvenientes. Uno de ellos es que uno se tarda bastante en cocinarlas. ¿Qué puedo hacer si me olvidé de poner a remojar los garbanzos? ¿Hay alguna solución? En este contenido te damos a conocer algunos trucos caseros muy efectivos para acabar con este problema. Toma lápiz y papel, mira el video y compruébalo tú mismo. Ahora podrás prepararlas en cuestión de minutos. Así que toma nota.
Un problema es que a la mayoría de la gente le producen gases. La buena noticia es que hay maneras de evitarlo. Y ese es la razón de que se recomiende poner las legumbres a remojo antes de cocinarlas. No es el único, ya que tenerlas en agua durante varias horas también acorta el tiempo de cocción.
La cuestión está en que los garbanzos y legumbres necesitan remojo, una tarea que requiere tiempo y que ahuyenta a los consumidores ajetreados que prefieren lo rápido y práctico. Sin embargo, si se siguen algunos trucos caseros podremos ganar mucho tiempo y lograr una preparación exquisita.
Los garbanzos y frijoles requieren de remojo -entre 12 a 16 horas-, dependiendo de la variedad y de si son nuevas o más viejas; y después necesitarán un cocinado de 1-1:30 horas. Para agilizar estos casos, se recomienda utilizar una olla de presión que pueda acortar el tiempo de cocinado a más de la mitad.
¿Pero existe algún modo de ablandar variedades más duras, como el garbanzo, sin recurrir al largo proceso de remojo? En el canal Tuiwok estilo, con más de 260.000 suscriptores en YouTube, recomiendan verter los garbanzos en un recipiente apto para microondas y cubrirlos con agua.
Luego tapa bien el recipiente con papel film y haz un pequeño agujero con un cuchillo en el centro del plástico, para luego meterlo en el microondas 15 minutos a máxima potencia. Pasado el tiempo, dejar reposar y enfriar las legumbres, y luego cocinar como si hubiéramos hecho un remojo normal.
Otro truco efectivo para lograr esa rapidez es acudir al bicarbonato de sodio. Se trata de poner en un cazo las legumbres con abundante agua y añadir una cucharada generosa de bicarbonato.
Dejar que se cuezan durante 10 minutos a fuego fuerte, y luego apagar el fuego y dejar reposar las legumbres bien tapadas con el agua de cocción para que terminen de ablandarse. Solo quedará escurrirlas y empezar a cocinar.
Los garbanzos necesitan al menos entre 60-90 minutos, aunque es recomendable reservar dos horas completas para guisarlos con calma y que queden bien tiernos. En la olla a presión tardarán unos 20-25 minutos si se han remojado bien, especifica el sitio legumbresluengo.com.
Mínimo 4 horas, máximo 12; no te pases o perderán propiedades. Lo más práctico es ponerlas a remojo después de cenar, antes de ir a dormir. Las lentejas incluso puedes ponerlas por la mañana temprano, pero para los garbanzos y las alubias lo mejor es cumplir con sus 8 horitas de sueño, es decir, de remojo, precisa el sitio legumbresluengo.com.
Cinco minutos antes de que acabe la cocción de los garbanzos, debes añadir sal a la olla y se debe dejarlo a fuego lento, según El País. De esta manera, no se endurecerá la piel de las menestras y tendrá una buena textura. Se puede eliminar el exceso de sal aclarando el líquido.
Las personas con diabetes pueden comer garbanzos, pues la digestión es lenta y los azúcares llegan a la sangre de sus cuerpos de forma dosificada. “Las legumbres (y los garbanzos entre ellas) contienen hidratos de carbono complejos de digestión lenta. Esto significa que la glucosa se libera de forma lenta en la sangre, sin picos de azúcar bruscos, según señala El País.
“Con el remojo el garbanzo se hidrata y crece, y eso facilita mucho la cocción”, dice el experto cocinero Antonio Cosmen a La Vanguardia y añade que en el caso de no poder hidratarlos deberíamos cocerlos durante mucho más rato, con más agua y fuego más alto. Según la Fundació Alícia, el garbanzo hidratado aumenta su peso el doble.
¿Por qué sale espuma cuando escurrimos las legumbres? Un experto consultado por el portal La Vanguardia explica que esta espuma procede de las proteínas del líquido de los garbanzos y otro compuesto llamado saponina, así que no hay nada que temer.
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